Comparto un fragmento de la novela ¿Instinto o intuición? que incita a la reflexión:
“Para mi agrado, hallé una especie autóctona, el bambú japonés. Un mítico árbol de mi país que nos brinda una enseñanza por su particular crecimiento. Cuando se planta la semilla del bambú, no crece a los pocos días ni semanas. Tarde siete años en salir a la superficie, y en tan solo seis semanas, el bambú alcanza una altura de treinta metros.
Esto ha servido para que nuestra cultura aprenda una lección de paciencia y dedicación. Durante estos primeros siete años el bambú se está preparando para que, en el momento de salir a la luz, crezca de forma imparable hasta alcanzar esa altura en tan poco tiempo. Asimismo, durante ese largo tiempo, hay que seguir regando y cuidando al bambú, aun sin ver ningún resultado, de lo contrario, la semilla moriría.
Esta enseñanza nos manifiesta, que el resultado del trabajo no se puede esperar al día siguiente, necesita su tiempo, y cuando llega, lo hace de forma asombrosa. Además, la dedicación diaria es importante, porque aun no viendo resultados a corto plazo, hay que seguir esforzándose en ello cada día. Cuando te das por vencido y abandonas, esa semilla ya nunca florecerá, y el tiempo y esfuerzo dedicado habrá sido en vano.”
Te dejo un artículo ya publicado en el blog La lección del bambú: Cultivando la paciencia en un mundo impaciente para que conozcas con más detalles la magia de este árbol, y te ayude a la reflexión del fragmento.